En una ciudad como Barcelona, con 11 millones de pernoctaciones al año, la convivencia entre turistas y población local es, a menudo, complicada. Es un debate a la orden del día, en boca de todos: población, medios de comunicación, autoridades y actores turísticos.
En su nuevo Plan Estratégico, el Ayuntamiento de Barcelona propone un espacio de reflexión sobre la actividad turística en la ciudad para poder presentar en un futuro iniciativas y actuaciones que permitan una sostenibilidad para la ciudad. El punto de partida de éste, entre otros, es el aumento continuado de visitantes en la ciudad y la aparición de nuevas actividades disruptivas, como por ejemplo alojamientos, transportes u otros servicios.
El Consejo de Turismo, recientemente creado por el Ayuntamiento de Barcelona, es un órgano destinado a debatir el modelo de ciudad que se desea y su desarrollo turístico. Este consejo ha creado un grupo de trabajo sobre el uso del espacio público, entre otros.
Entre los actores turísticos existentes, se encuentran los guías turísticos, en muchas ocasiones trabajadores autónomos, preparados y profesionales, que a menudo son objeto de crítica por parte de la población autóctona, muchas veces por el desconocimiento que se tiene de éstos.

Según la Federación Mundial de Asociaciones de guías turísticos (World Federation of tourist guide associations – WFTGA-), con sede central en Viena, Austria, un guía turístico es una persona que guía visitantes en una lengua determinada e interpreta el patrimonio cultural y natural de una área de la cual la persona normalmente posee una calificación determinada, normalmente expedida y reconocida por una autoridad competente.
Esta Federación tiene un código de prácticas para asegurar un alto nivel de profesionalidad entre los miembros. Los artículos de este decálogo versan sobre temas muy diversos, por ejemplo la importancia de que el guía entienda el destino y lo presente de forma objetiva y libre de prejuicios o propaganda. También trata de la importancia de proteger la reputación del turismo en el país que representa, fomentando que los visitantes traten con respeto el medio ambiente, naturaleza, monumentos o costumbres. El guía turístico, especialmente el guía local, es un embajador del destino que representa; sus tareas, por lo tanto, no se ciñen solo a interpretar un patrimonio (tangible o intangible), sino a hacerlo valorar y respetar.
En Catalunya, con sede en Barcelona, fue creada recientemente la asociación Aguicat, (Associació de Guies Habilitats per la Generalitat de Catalunya per un Turisme Responsable i de Qualitat). Los objetivos de esta asociación son los de reivindicar la defensa de la habilitación del guía turístico, la responsabilidad, por ser la cara visible de Catalunya hacia visitantes y ciudadanos, y la calidad, siendo profesionales en activo y en constante formación.
En su decálogo, inspirado en el de la WFTGA, se hace hincapié en la importancia de respetar el medio ambiente y monumentos, así como fomentar una buena convivencia con la ciudadanía local. Este último punto es muy delicado e importante. En la mayoría de casos, los guías y sus grupos conviven con los ciudadanos, y se mueven por los mismos lugares, creándose situaciones de conflicto debido a la masificación en determinados lugares de la ciudad. Una mala gestión de los grupos puede llevar a fricciones entre población autóctona y turistas. La responsabilidad del guía sobre estos aspectos es altamente importante, y su actuación puede aliviar en parte los efectos de la masificación en determinadas épocas del año. Con prácticas responsables, puede contribuir al equilibrio y mejor coexistencia de turistas y locales, actuando como mediador.
En el debate sobre ciudad y turismo, la cantidad y variedad de actores es amplia, como amplia y transversal es la actividad turística. En el engranaje turístico, la responsabilidad del “personal de contacto” como embajadores del destino es muy grande, pues son, en cierta manera, la cara de la ciudad. Personal en hoteles y restaurantes, conductores y otros profesionales, son los que tienen contacto directo con el cliente final una vez llega a su destino, y la imagen que éste se lleva de ese país o ciudad, depende en parte de las personas concretas con las que se ha cruzado, en gran medida los profesionales del turismo.
Los guías locales, en el caso de Cataluña y en muchos otros casos en el mundo, como profesionales que son, quieren contribuir al éxito de la actividad turística, de una forma sostenible y responsable, siendo conscientes de la importancia del equilibrio entre la ciudad como lugar para vivir y la ciudad como destino turístico.
Si quieres conocer más sobre este tema puedes hacerlo en el módulo Mediación Didáctica del Patrimonio Turístico, del máster en Gestión y Dinamización del Patrimonio Turístico que comienza el próximo 29 de Mayo.
AUTORA: Laura Salarich
Profesora CETT-elearning del Máster en Gestión y Dinamización del Patrimonio Turístico.